En el complejo mundo de los triángulos amorosos, ser la amante puede parecer una posición de desventaja. Sin embargo, muchas mujeres en esta situación sienten que han ganado al quedarse con un hombre infiel. ¿Por qué?
Ser la amante es una posición que muchas veces se elige sin plena conciencia. Al descubrir que el hombre tiene un compromiso, ya estás tan involucrada emocionalmente que resulta difícil dar marcha atrás. En este punto, el autoengaño se convierte en un aliado, llevándote a creer que si él te corresponde, es porque realmente te quiere. Esta ilusión se convierte en el motor que te impulsa a seguir adelante.
La amante a menudo entra en un modo competitivo, donde el objetivo es demostrar que eres la primera, aunque no tengas un título oficial. En este mundo creado por ti misma, las ventajas de ser la tercera persona parecen superar las desventajas. Te convences de que no necesitas un reconocimiento formal, y te aferras a la idea de que, al final, serás la ganadora en esta compleja dinámica amorosa.
¿La amante ganó?

Adoptas un rol defensivo, convirtiéndote en la persona que se conforma con momentos fugaces, sin ser la prioridad. Este papel te desgasta emocionalmente, pero también te desafía a ser creativa para mantener la atención de tu pareja. Ser complaciente se convierte en una estrategia, sacrificando tu bienestar emocional y físico para demostrar que eres mejor, la que siempre está disponible y dispuesta a escuchar sin reclamar.
En este proceso, te encuentras justificando las acciones de tu pareja, adornándolo como una víctima atrapada en una relación fallida. Te convences de que eres tú quien puede hacerlo feliz, asumiendo el papel de salvadora. Esta narrativa te permite mantener la ilusión de que, al final, serás la que logre rescatarlo de su situación actual, reforzando la idea de que has ganado al quedarte con él.
La etapa de enamoramiento se intensifica, y te aferras a la creencia de que, una vez que la relación se formalice, encontrarás la verdadera felicidad. Sin embargo, esta percepción está construida sobre un amor adornado y falso, que nunca has visto de manera cruda. A pesar de las dificultades, sientes que has ganado al quedarte con el infiel, porque has invertido tanto emocionalmente que soltarlo parece imposible.
Finalmente, la victoria se convierte en una carga, ya que el costo emocional de mantener esta relación es alto. Aunque él deje a su pareja por ti, la realidad es que te quedas con un hombre que probablemente no cambiará. Sin embargo, el esfuerzo y el sacrificio que has puesto en esta relación te impiden soltarlo fácilmente, incluso si la felicidad sigue siendo esquiva.
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